Todos hemos leído o escuchado publicidades sobre los empaques 100% reciclables o sobre los niveles sorprendentemente bajos de emisiones de un carro nuevo. El sello “Hecho de 100% botellas de plástico recicladas” se ha vuelto común en muchos de los plásticos de un solo uso que consumimos.
Esto termina convenciendo a muchas de las personas que tienen conciencia sobre el clima a que compren tales productos. Incluso llegaríamos a sacrificar tal vez un poco más dinero para apoyar a las compañías que están promoviendo una iniciativa positiva para el clima. Por sí solos, estas cosas no son malas por parte de los consumidores. Desafortunadamente, un gran porcentaje de estas afirmaciones son construidas por mentiras.
Esto se llama “greenwashing,” o “maquillaje verde” en español.
Las afirmaciones de responsabilidad ambiental se han vuelto omnipresentes en los productos en nuestras tiendas y por todo el internet. Un gran problema es que no hay definiciones claras para palabras como “verde” y “con bajas emisiones de carbono” lo que hace que sea difícil responsabilizar a los compañías por sus empaques engañosos. A menudo, son publicidades descaradamente falsas, pero sin estándares claros, no hay responsabilidad.
Algunos gobiernos estatales y nacionales ahora están creando regulaciones para reducir el greenwashing. Todavía, no se sancionan las mentiras en las publicidades con frecuencia, y tampoco existen incentivas para que las compañías digan la verdad. Las corporaciones del día de hoy suelen invertir su dinero en la construcción de una imagen de ser ecológicos, en vez de invertirlo en serlo de verdad.
El Dieselgate de Volkswagen
El fabricante de carros alemanes Volkswagen predicó uno de los ejemplos más notorias de greenwashing. En 2015, su campaña de marketing se centró en los aspectos ecológicos y en sus emisiones de bajo carbono. Sin embargo, pronto se descubrió que Volkswagen engañó a sus analizadores de emisiones en lo que luego se conoció como “Dieselgate.” La empresa instaló un dispositivo en sus carros de prueba que detectaría cuando el vehículo estaba siendo analizado reduciría los niveles de las emisiones.
“Nos equivocamos por completo,” dijo Michael Horn, el jefe estadounidense de Volkswagen.
Desafortunadamente, se puede asumir que más empresas están saliendo con la suya en cuanto al asesinato proverbial del clima eludiendo las regulaciones casi inexistentes y siendo menos honestos sobre sus prácticas. La única diferencia es que pillaron a Volkswagen.
Siempre y cuando estemos dispuestos a pagar un poco más por los supuestos productos verdes, una práctica que por sí sola no es mala, la mayoría de las empresas aprovecharían de la oportunidad de sumarles unos dólares a sus márgenes de ganancias de maneras poco honestas.
El greenwashing se puede presentar como mentiras, manipulaciones de la verdad e incluso solo distracciones – distracciones de los problemas climáticos más importantes de la empresa.
La Industria de la Moda y Greenwashing
Puede que la industria de la moda sea el mayor perpetrador de greenwashing. Las empresas notoriamente estrenan un producto ecológico, haciendo que los clientes crean que la sostenibilidad es la filosofía de toda la compañía. Esto disfraza los daños que estas compañías están haciendo con los demás productos.
Un ejemplo de esto es la aparición de zapatos de tenis hechos de materiales reciclados. Si bien estos productos son buenos y útiles, otros productos que fabrican estas compañías son considerablemente menos ecológicos. La producción de los textiles modernos utiliza grandes cantidades de productos petroquímicos que provienen de muchas de las mismas compañías que han estado liderando las emisiones peligrosas de gases de efecto invernadero.
La industria de la moda cuenta con un sorprendente porcentaje de 10% de las emisiones globales de dióxido de carbono – más que la contaminación causada por los vuelos internacionales y envíos globales juntos, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
Veinte por ciento de las 300 millones de toneladas de plástico producido en todo el planeta lo produce la industria de la moda. El poliéster, derivado del petróleo, ha sustituido a los textiles de algodón en la fabricación de calzado y ropa. El poliéster y otras fibras sintéticas son la principal causa de la contaminación por microplásticos, lo cual está matando nuestros océanos.
¿Cómo Nos Enfrentamos al Greenwashing?
Frenar el greenwashing desde su comienzo es la mejor manera de enfrentarlo.
La Transparencia con estos planes climáticos y una explicación entera de las etiquetas de los productos son las maneras claves de frenar el greenwashing. Las compañías tienen que ser más honestos sobre sus estrategias comprensivas con respecto a sus esfuerzos de conservación ambiental.
A raíz de los casos desastrosos como de Volkwagen, la Comisión de Bolsa y Valores ha publicado una nueva regla de obligaciones sobre el clima obligando a las compañías públicas a divulgar a sus accionistas exactamente cómo sus prácticas afectan al medioambiente.
La UE publicó su Regulación de la Divulgación Financiera Sostenible en 2022. Se creó para ayudar con la trasparencia en el mercado europeo, para crear más claridad acera de las afirmaciones sobre la sostenibilidad de parte de las compañías y para frenar greenwashing.
Los Estados Unidos, sin embargo, no ha hecho nada parecido. Las corporaciones pagan mucho dinero para pagar votos de nuestros representantes electos. Siempre y cuando nos mantengamos apáticos acerca de lo que estén haciendo nuestros representantes, las corporaciones seguirán controlando nuestras leyes.
El año pasado, Goldman Sachs pagó $4 millones al SEC para resolver los cargos por haber engañado a los inversionistas al negarse a ser transparente sobre la verdad de sus inversiones, vendidas como ambientalmente positivas. Para esta corporación, $4 millones son una gota en el mar. robablemente generaron mucho más dinero con sus mentiras de lo que perdieron al verse obligados a “rendir cuentas.”
Cuando las compañías usan las palabras imprecisas como ‘verde,’ ‘orgánico,’ y ‘natural,’ tenemos que fijarnos en las descripciones de los productos y obtener los detalles. Cuando las compañías engañan o están distrayendo de sus prácticas ambientales poco honestos, tenemos que tomar una postura en las redes sociales y con nuestros legisladores y responsabilizarlos.
Pero, y lo más importante, para realmente evitar el greenwashing, tenemos que comprar en los pequeños negocios y empezar a comprar local. Al fin de cuentas, somos los únicos con el poder. O podemos ser complacientes, o nos pueden importar el medioambiente, nuestro futuro y el planeta que estamos dejando para las futuras generaciones.